Salto de fe
Tiene rato que tenia medio abandonado este espacio y es curioso como regresar y enfrentarme a la hoja en blanco no es algo fácil, a pesar de que escribir es una de mis pasiones y no me cuesta tanto trabajo.
Tal vez lo que me cuesta es el miedo a enfrentarme conmigo misma, a conocerme más y ese absurdo pánico a lo que la demás gente piense de mí. Es algo con lo que estoy aprendiendo a lidiar y con lo que debo romper de una vez por todas, siempre seremos juzgados y no debo dejar de hacer las cosas por miedo a que a alguien más no le parezcan.
Hay muchas cosas dentro, tantas que no sé ni por donde empezar, todo pareciera caos, desorden, obscuridad. Tengo un nudo en la garganta, me cuesta respirar, pero extrañamente dentro de esta vorágine que está pasando por mi cabecita loca, tengo un pequeño hueco de claridad, la que me permite escribir estas líneas.
Dentro y fuera de mí están ocurriendo muchas cosas y la reacción normal es el miedo, la inseguridad, ese temor a lo desconocido, al no tener control ni saber qué es lo que va a pasar. En este momento me encuentro justo frente al abismo, sin saber si saltar o no, si debo soltarme de la orilla y dejarme ir, pero sé que tengo que hacerlo, se que ya es hora y que debo ser libre.
Debo cruzar el puente, quemarlo y no mirar atrás, ha llegado la hora de ser fuerte, de crecer, de tomar las riendas de mi vida, de mi destino y sobre todo de confiar en mí y mis decisiones.
Pero, ¿por qué tengo tanto miedo? ¿Qué es lo que me paraliza de esta forma, cuando tengo todo por delante y las armas para salir a flote? Tengo que enfrentarlo, a ese monstruo que no se esconde bajo la cama o en el armario, sino muy dentro de mí, porque resulta que mi peor enemiga soy yo misma...
Tengo que dejar de ser ese ser temeroso y preocupón y empezar a ser la guerrera fuerte y libre, que lucha por lo que quiere, resuelta y decidida. ¡Adiós a las inseguridades!
Esta noche quiero despedirme de la Ale miedosa, de la Ale insegura y preocupona, la Ale que se exige demasiado y no se permite equivocarse, claro que toda despedida lleva su carga de melancolía pues es una parte de mí, pero como dijo mi mejor amiga, despedirse de esta parte de mí es aceptarme y es darle la bienvenida a otras partes de mí: la Ale segura, la Ale fuerte, la Ale alegre, la Ale divertida, la Ale amorosa y muchas otras Ales que ahí han estado siempre y de repente salen, pero que eran muchas veces opacadas por esta Ale monstruo-miedoso-controlador que no las dejaba ser al 100% y ¿saben algo? ya se hartaron, armaron una revolución y dijeron ¡Ya Basta!
Es hora de romper esquemas, de dejar atrás etapas y no volver la mirada. Esta noche daré el salto de fe, el más difícil de todos, el de la fe en mí misma, en mis decisiones.
Sé que estaré bien y sé que lo lograré. No es un camino fácil, estoy consciente de ello, pero voy a recorrerlo. A veces hay que perder un poco el control para encontrar balance, para mí que soy una control-freak les puedo decir que es un paso muy difícil, pero estoy convencida que es por mi bien, que debo hacerlo y no puede esperar más.
Quiero aprovechar este espacio para dar las gracias a todas aquellas personas que de una u otra manera, voluntaria e involuntariamente me están apoyando y ayudando con este proceso. Ustedes saben quienes son y los amo con todo mi corazón.
Digamos entonces adiós a todas esas inseguridades, a esos miedos tontos sobre qué dirán o pensarán los demás, a lo desconocido, a perder el control y sobre todo a equivocarme. Los humanos somos seres falibles, estamos hechos para equivocarnos y aprender de ello, entonces a caernos pues para levantarnos.
Así que a sacudirse el polvo, dar ese salto de fe á la Indiana Jones y seguir adelante.
¡Hasta el próximo post!
Tal vez lo que me cuesta es el miedo a enfrentarme conmigo misma, a conocerme más y ese absurdo pánico a lo que la demás gente piense de mí. Es algo con lo que estoy aprendiendo a lidiar y con lo que debo romper de una vez por todas, siempre seremos juzgados y no debo dejar de hacer las cosas por miedo a que a alguien más no le parezcan.
Hay muchas cosas dentro, tantas que no sé ni por donde empezar, todo pareciera caos, desorden, obscuridad. Tengo un nudo en la garganta, me cuesta respirar, pero extrañamente dentro de esta vorágine que está pasando por mi cabecita loca, tengo un pequeño hueco de claridad, la que me permite escribir estas líneas.
Dentro y fuera de mí están ocurriendo muchas cosas y la reacción normal es el miedo, la inseguridad, ese temor a lo desconocido, al no tener control ni saber qué es lo que va a pasar. En este momento me encuentro justo frente al abismo, sin saber si saltar o no, si debo soltarme de la orilla y dejarme ir, pero sé que tengo que hacerlo, se que ya es hora y que debo ser libre.
Debo cruzar el puente, quemarlo y no mirar atrás, ha llegado la hora de ser fuerte, de crecer, de tomar las riendas de mi vida, de mi destino y sobre todo de confiar en mí y mis decisiones.
Pero, ¿por qué tengo tanto miedo? ¿Qué es lo que me paraliza de esta forma, cuando tengo todo por delante y las armas para salir a flote? Tengo que enfrentarlo, a ese monstruo que no se esconde bajo la cama o en el armario, sino muy dentro de mí, porque resulta que mi peor enemiga soy yo misma...
Tengo que dejar de ser ese ser temeroso y preocupón y empezar a ser la guerrera fuerte y libre, que lucha por lo que quiere, resuelta y decidida. ¡Adiós a las inseguridades!
Esta noche quiero despedirme de la Ale miedosa, de la Ale insegura y preocupona, la Ale que se exige demasiado y no se permite equivocarse, claro que toda despedida lleva su carga de melancolía pues es una parte de mí, pero como dijo mi mejor amiga, despedirse de esta parte de mí es aceptarme y es darle la bienvenida a otras partes de mí: la Ale segura, la Ale fuerte, la Ale alegre, la Ale divertida, la Ale amorosa y muchas otras Ales que ahí han estado siempre y de repente salen, pero que eran muchas veces opacadas por esta Ale monstruo-miedoso-controlador que no las dejaba ser al 100% y ¿saben algo? ya se hartaron, armaron una revolución y dijeron ¡Ya Basta!
Es hora de romper esquemas, de dejar atrás etapas y no volver la mirada. Esta noche daré el salto de fe, el más difícil de todos, el de la fe en mí misma, en mis decisiones.
Sé que estaré bien y sé que lo lograré. No es un camino fácil, estoy consciente de ello, pero voy a recorrerlo. A veces hay que perder un poco el control para encontrar balance, para mí que soy una control-freak les puedo decir que es un paso muy difícil, pero estoy convencida que es por mi bien, que debo hacerlo y no puede esperar más.
Quiero aprovechar este espacio para dar las gracias a todas aquellas personas que de una u otra manera, voluntaria e involuntariamente me están apoyando y ayudando con este proceso. Ustedes saben quienes son y los amo con todo mi corazón.
Digamos entonces adiós a todas esas inseguridades, a esos miedos tontos sobre qué dirán o pensarán los demás, a lo desconocido, a perder el control y sobre todo a equivocarme. Los humanos somos seres falibles, estamos hechos para equivocarnos y aprender de ello, entonces a caernos pues para levantarnos.
Así que a sacudirse el polvo, dar ese salto de fe á la Indiana Jones y seguir adelante.
¡Hasta el próximo post!
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