lunes, enero 26, 2009

Disfrazarse o no disfrazarse, he ahí la cuestión...

Disfrazarse, el juego dramático por excelencia, existe y ha acompañado a la humanidad desde tiempos inmemoriales. Desde los trajes rituales de los indígenas americanos hasta los uniformes de gala de los soldados, cada disfraz tiene su significado y origen especiales. A veces hasta la ropa que usamos en el día a día podría considerarse una especie de disfraz.

Cuando somos niños, uno de los juegos más comunes es el de jugar a ser otras personas o cosas, como cuando nos ponemos los zapatos de nuestra mamá y usamos sus pinturas o cuando nuestra cobija favorita se convierte en nuestra capa de superhéroe y ahí se hace presente la imaginación, que crece a través del uso de máscaras, juguetes y disfraces improvisados.

Ya como adultos, es raro que usemos disfraces, a menos que sea en ciertas épocas del año y fiestas o con algún otro pretexto. En lo personal, tengo la teoría de que todas las personas en algún momento usamos algún disfraz, consciente o inconscientemente y no necesariamente tiene que ser un vestuario vistoso. Esos disfraces que usamos pueden ser a través de actitudes, el tono de la voz, el color que elegimos para vestirnos, los accesorios, nuestro lenguaje corporal, etc...

Y ustedes, mis queridos aventureros me dirán y ahora ¿qué mosca le picó a Ale que nos habla de disfraces y rollos medio psicológicos? Bueno, este tema vino a mi mente porque el sábado pasado fui a una fiesta de disfraces, donde me divertí muchísimo además de que pude darme cuenta de que participar en una fiesta como esta funciona como una válvula de escape de nuestra realidad cotidiana, donde podemos ser reyes o monstruos, adivinos o hechiceros, sirenas o animales y pasar un rato muy agradable. Ser niños nuevamente y dejar de lado la problemática que luego llevamos cargando a todos lados.

Les confieso que a mí me gusta disfrazarme, soy una persona demasiado imaginativa, a quien a veces le gusta ponerse en los zapatos de algún personaje y divagar sobre qué haría si fuera por ejemplo una amazona, o un pirata, o una estrella de cine.

Desde niña, cuando se avecinaba algún festival de la escuela o algún evento donde involucrara representar un personaje o disfrazarse, corría con mi mamá a preguntarle de qué me podía disfrazar y lo preparábamos con mucha anticipación. Halloween es una de mis fechas favoritas por lo mismo, porque uno puede disfrazarse, salir a las calles y pasarla bien. Tampoco tengo ningún problema con las fiestas temáticas donde uno lleva disfraces o máscaras, al contrario es algo que disfruto muchísimo, me divierte y me la tomo bastante en serio
cuando se trata de armar mi vestimenta y "entrar en personaje".

Les compartiré en otro post unas cuantas fotos de mis disfraces más recientes, para que se rían un rato y vean a qué grado me gusta este rollo.

Y ahora les toca a ustedes, Quid pro Quo, un par de preguntas que me gustaría respondieran: ¿Y a ustedes les gusta disfrazarse?, ¿Por qué si o por qué no? y ¿Cuál ha sido su disfraz favorito y por qué?

¡Hasta el próximo post!

3 comentarios:

Spica dijo...

Difiero con tu comentario de que de adulto se deja uno de poner disfraz, lamentablemente, las mascaras y los difracez son mas comunes en el dia a dia que cuando se satirizan en eventos sociales, al dia en la calle, podemos ver gente que se disfraza de "gente decente" o se disfrazan para una entrevista de trabajo y lo eligen dependiendo que quieren remarcar.
Tambien no es dificil encontrar gente que se disfraza de amigo.
Dejando mi rollo amargueitor el cambiar tu realidad por un momento en conjunto con otras personas, crea momentos magicos que quita las mascaras cotidianas

Ale Morando dijo...

Claro que como adultos usamos máscaras y disfraces, como el de "el amigo que nunca te dañará" o el que tu dices, "gente decente"..

Incluso cuando conocemos a alguien usamos máscaras, para no dar a conocer nuestras verdaderas intenciones.

Tienes razon con el cambio de realidad, es divertido y liberador pasar un rato agradable y sin tanta máscara encima jaja

saludos!!

the lines on my face dijo...

Pues sí, creo que entre más crecemos más nos disfrazamos en personalidades... y sí es divertido disfrazarse si no se gasta un chorronal de dinero y la fiesta está buena.. saludines.