Los pequeños detalles y pequeños placeres de la vida
Muchas veces vamos por la vida en un constante estado de agitación: todo es prisa, todo es "tengo que hacer esto, debo estar en este lado" como si fuéramos el Conejo Blanco de Alicia en El País de las Maravillas a quien todo el tiempo se le hace tarde y está ocupadísimo.
Y en ese vivir vertiginoso y caótico, a veces se nos olvida disfrutar de los pequeños placeres de la vida, esos pequeños detalles que pueden cambiar nuestro día y hacerlo más tranquilo, alegre o incluso divertido.
Hoy salí a entregar unas fotos para mi registro del futbol rápido (sí, ya regresé a las canchas) y caminando por ahí, me detuve a recoger unos dientes de león, esas florecitas que me encantaban de niña y simplemente los tomé, soplé y dejé ir todas mis preocupaciones, mi prisa, mi ansia y decidí darme un momento para ver volar a las pequeñas semillas que se convertirán en hermosas flores a los que otras personitas soñadoras como yo recojan y soplen.
Entonces fue que me cayó el veinte que tenía rato que no hacía eso, caminar por algún lugar despreocupadamente y simplemente dejarme llevar por el paisaje y no andar a las prisas viendo el reloj o pensando en las cosas que tengo que hacer.
Y como eso hay mil y un ejemplos de pequeños placeres y detalles que disfruto: una sonrisa, una taza de té caliente, un mensaje de buenos días, cantar al compás de una canción, escribir algo en mi blog, un perrito en la calle, el caer de la lluvia... ¡qué se yo! Hay tanto que ver pero por andar como el Conejo Blanco, reloj en mano, a veces nos perdemos de tantas cosas hermosas y momentos sencillos, como cuando éramos niños y no teníamos mayores preocupaciones.
También creo que es bonito tener pequeños detalles con la gente que nos rodea, desde un "¡Hola! ¿cómo estás?", unas palabras de aliento, un recadito, una mirada llena de cariño.. en fin, hay muchas cosas pequeñas que hacen la diferencia y por pequeños que sean, pueden iluminar hasta el día más oscuro.
Soy partidaria de la idea de que hay que mantener vivo a nuestro niño interior y no perder jamás nuestra capacidad de asombro, por lo que decidí que no olvidaré esos pequeños detalles y siempre me daré tiempo de disfrutar cada instante.
¡Hasta el próximo post!